La calidad siempre fue el ingrediente principal de los productos La Italiana. Por eso, en 1996 surge la inquietud de iniciar el proceso de certificación de la Norma de Calidad Internacional ISO 9000. A partir de ese momento, se trabajó intensamente logrando en octubre de 1998 la certificación ISO 9001.
En enero del 2013 La Italiana obtuvo la certificación del Sistema FSSC 22000 (ISO 22000:2005 + ISO/TS 22002-1:2009), siendo esta certificación la última tendencia implementada en el mundo para asegurar la inocuidad de los alimentos.
Humberto Gualtieri, inmigrante italiano, llegó a la Argentina en 1948 buscando nuevos horizontes ante la difícil situación que por aquellos años vivía Europa. Al llegar a estas tierras se estableció en la ciudad de Rosario, trabajando en una fábrica de fideos secos como lo hacía en su tierra natal desde los 14 años.
En 1955 se mudó a Río Cuarto, la segunda ciudad más importante de la provincia de Córdoba, con el sueño y la decisión de crear una empresa dedicada a la elaboración de pastas frescas.
El 15 de junio de ese mismo año abría sus puertas La Italiana, una pequeña fábrica que con sólo 45 metros cuadrados de superficie sería pionera en la ciudad y toda la región.
Tenía 27 años cuando fundó la empresa, se dedicaba a la fabricación de tallarines, ravioles, capellettis y ñoquis a mano, los cuales Humberto distribuía con su único medio de transporte, su bicicleta.
La primera máquina que tuvo la incipiente industria fue una pequeña raviolera diseñada por el propio don Humberto, la cual elaboraba 30 kilos de ravioles por hora.
El establecimiento era toda una novedad para los riocuartenses, pero tenía por delante el desafío de superar el mito de la pasta hecha en casa, una costumbre muy arraigada en esa época.
La Italiana fue creciendo constantemente: aquel primer salón ubicado a una cuadra de la plaza principal quedó pequeño, surgiendo la necesidad de trasladarse a la calle Humberto Primo 120.
Fue en 1973, cuando Don Humberto, debido al notable aumento de las ventas producto de nuevas maquinarias y, con visión de futuro, traslado la empresa a las afueras de la ciudad en donde había construido una planta más grande de lo que se necesitaba en ese momento. Casi 3000 metros cuadrados albergaron equipos de última generación en el mundo.
Con la ampliación de las zonas de distribución y por tratarse de productos perecederos, en los años ´80 La Italiana aplica el proceso de pasteurización en todos sus productos e incorpora envases especiales para el desarrollo de nuevos mercados.
Humberto Gualtieri estuvo al frente de La Italiana hasta 1994, cuando transfiere la sociedad a sus hijos Roberto y Liliana. Hoy, sin alejarse de su empresa, disfruta orgulloso la expansión y consolidación de la empresa que soñó, quedando atrás los duros momentos de su infancia durante la guerra, en Italia.
Roberto y Liliana Gualtieri son la continuidad de su fundador, convirtiendo una empresa unipersonal en una sociedad: Gualtieri Hnos. S.A. Son los actuales responsables de dirigir los destinos de La Italiana y siguen con el impulso de aquella empresa familiar, pero apostando además a nuevos desafíos.
La planta actual posee una superficie cubierta de 5.500 metros cuadrados, la cual permite un permanente crecimiento, tanto en superficie como en renovación tecnológica, para responder a los requerimientos de los más diversos mercados.